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QUE NADIE TE DESTRUYA TU IMAGEN

QUE NADIE TE DESTRUYA TU IMAGEN Los maestros y profesores ejercen una profunda influencia a sus alumnos. Esto nadie lo discute y se considera un efecto altamente positivo. Sin embargo, muchas veces no es así. Algunos profesores hacen comentarios negativos, críticas o, simplemente, quitan un apoyo a un alumno. Puede ir desde una acción tan evidente como decir “eres un inútil”, “nunca lo lograrás”, “no sirves para esto”, “mejor dedícate a otra cosa”; hasta gestos tan sutiles como no considerar su opinión, hacer una mueca de desagrado o indiferencia o no tomarlo en cuenta para una actividad.

La probabilidad que estas humillaciones ocurran es alta, porque un profesor es experto en su materia, pero no en relaciones humanas. A esto se suma que generalmente debe tener una clase de 30 o más alumnos, siendo difícil dedicar el tiempo y la energía suficiente para comprender a cada alumno, captar su ritmo y estimularlo al aprendizaje.

Somos muchos los que cargamos durante varios años de nuestra vida esos mensajes negativos. E incluso se pueden llevar toda la vida. Para un alumno, su maestro es una persona importante y poderosa, es la autoridad. Por lo tanto, lo que él o ella diga es recibido atentamente, pero la mayor cantidad de información percibida es la periférica, aquella que llega por sus gestos, expresión corporal, tono y modulación de la voz. Estos datos ingresan directamente al subconsciente y se quedan allí, contribuyendo a formar la autoimagen y el autoconcepto de la persona.

Al pasar los años, puede ser que ni se acuerde del profesor, pero la información de que no es capaz, que no sirve, quedará en el fondo de la mente, limitando la vida y las oportunidades de ser mejor y más productivo.

Una solución para desbloquear estos condicionamientos es volver a la consciencia esos sucesos, pero esto no siempre es fácil y posible. En el caso que esté ocurriendo en el presente, ayuda a tomar consciencia de que los mensajes recibidos por el profesor son una opinión y un punto de vista digno de considerar, quizás, pero que es sólo eso, su opinión. No tiene por qué ser así.

Dicho de otro modo. Es posible que tal día no estaba concentrado bien en lo que se me pedía. O que me faltaba información o comprensión en una materia. O que me carecía del entrenamiento suficiente para sentir la música. Pero es un estado, no soy así, no nací así. Las carencias se pueden resolver.

Para contrarrestar mensajes negativos y destructivos de la autoimagen basta reemplazar los por mensajes positivos. Tienes que repetirlos muchas veces al día acompañados de la imagen de ti mismo, una imagen poderosa y exitosa. Es necesario hacerlo varias veces en el día para que el fondo de la mente se “sature” con esas frases y esos conceptos. Al poco tiempo, sin darte cuenta, comenzarás a recuperar la seguridad y confianza en ti mismo. “Soy capaz de aprender de todo”, “puedo concentrarme”, “soy eficiente”, “soy importante”, “tengo buenas ideas”, etc. Son mensajes que comienzan a transformar el autoconcepto y la autoimagen. Y tu poderosa mente hará todo lo necesario para que estos mensajes se hagan realidad.

Puedes tener la seguridad que naciste preparado para aprender de todo, fácilmente y con alegría. Está en nuestros genes, en nuestro programa de vida.

Sergio Valdivia

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