SEPARA LOS HECHOS DE LAS OPINIONES

No hay problema que sea tan grande que no pueda resolverse. Pero se hace difícil la vida cuando éstos se acumulan, se unen a sentimientos de culpa, a temores y a preocupaciones.
¿Cuántas veces no te ha ocurrido que has estado meses sufriendo por algo que temes, pensando qué consecuencias puede traer si ocurre tal o cual acontecimiento? Y después de vivir semanas o meses de angustia, te das cuenta que las cosas no fueron tan terribles como las habías pensado. E incluso, ¡a veces ni siquiera ocurre lo que tanto temiste! Pero, entretanto, sufriste y hasta te enfermaste.
Las preocupaciones no sirven. Lo único útil es ocuparse, no pre-ocuparse. Analiza los hechos de lo que puede ocurrir y qué harás en cada alternativa. No le sumes tus emociones y temores. Separa los hechos de las opiniones. Mejor aún si escribes las opciones que tomarás si llega a suceder. Y ahora, despreocúpate. Ya llegará el tiempo de ocuparse.
Sergio Valdivia
0 comentarios