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DESARROLLA EL DESEO, UN INTENSO Y ARDIENTE DESEO

DESARROLLA EL DESEO, UN INTENSO Y ARDIENTE DESEO Este es el primero de doce pasos para el establecimiento de metas.

El ardiente deseo es la fuerza motivacional que te hace superar el miedo y la desidia que refrenan a la mayoría de la gente. El más grande obstáculo para fijar y conseguir objetivos es el temor en todas sus manifestaciones.

El miedo hace que no te des a valer como es debido y que te conformes con mucho menos de lo que eres capaz de conseguir. Cada decisión que tomas la haces en base a sentimientos, ya sean éstos de deseo o de temor. En todo caso, un sentimiento fuerte neutralizará y superará a un sentimiento menos fuerte. La ley de concentración establece que aquello en lo que pongas tu pensamiento con insistencia, crece o se desarrolla. Si te recreas continuamente con tus deseos, si piensas sobre ellos, si los escribes y diseñas planes para conseguirlos, tus deseos terminarán por hacerse tan intensos que superarán y marginarán a tus temores. Un deseo intenso y ardiente en cuanto a conseguir una meta específica te permite elevarte por encima de tus temores y saltarte cualquier obstáculo.

El deseo es algo inevitablemente personal. Sólo puedes querer algo tú mismo. No puedes desear nada que otra persona quiera para ti. En este sentido, al establecer tus objetivos, y en especial tu principal propósito definido, tienes que ser egoísta. Este propósito tiene que ser absolutamente tu propio propósito. Tienes que tener perfectamente claro qué es lo que quieres ser, tener o hacer. Esto no se contradice con el hecho que si tu propósito sirve también a muchas personas, se logrará más fácilmente, pues los demás colaborarán también para su realización.

¿En qué consiste tu principal propósito definido? ¿Cuál es tu meta reina? Si te garantizaran el éxito e cualquier asunto, ¿qué es lo que querrías conseguir? La decisión de lo que uno realmente quiere es el punto de arranque de todo gran logro.

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